CICATRIZACION DE HERIDAS CON LUZ POLARIZADA
Luz polarizada aplicada en dermatología estética
Las úlceras venosas en las piernas, la gangrena de origen diabético y las úlceras de decúbito se encuentran entre las heridas crónicas que ocurren más frecuentemente. A menudo el alivio se retrasa en forma extrema debido a que el metabolismo local está dañado y la rápida colonización de las heridas por organismos contribuye a que no sane.
EXISTE EVIDENCIA CIENTÍFICA DE QUE LA LUZ FACILITA LA CICATRIZACIÓN DE TALES LESIONES DE MANERA EFECTIVA.
Solo en Alemania, aproximadamente un millón de personas padecen de úlceras en las piernas, 90 por ciento de las cuales son una complicación derivada de insuficiencia venosa crónica de la extremidad inferior. El reflujo de la sangre venosa en estos pacientes esta deteriorado, lo que provoca congestión en las venas superficiales. El aumento en la presión venosa disminuye el flujo sanguíneo, lo que eventualmente resulta en estasis total. De este modo, el intercambio de sustancias entre la sangre y los tejidos ya no es posible y el metabolismo se trastorna gravemente en la región afectada.
El sistema linfático trata de compensar el exceso de fluido e incrementa el flujo de linfa pero incluso este mecanismo resulta cada vez más molesto y desemboca en el desarrollo de un edema visible y significativo. El intercambio deteriorado de nutrientes entre los tejidos y la sangre induce un proceso degenerativo e inflamatorio de la piel y finalmente le desarrollo de úlceras en la parte inferior de la pierna.
La gangrena de origen diabético o pie diabético es una complicación común aunque frecuentemente descuidada en los pacientes con diabetes mellitus. Una proporción estimada de aproximadamente 30 por ciento de los 4.3 millones de pacientes diabéticos que viven en Alemania en la actualidad sufren de problemas en los pies por esta causa. El principal origen de las úlceras en los pies es el daño en el nervio (polineuropatía diabética), lo que es probablemente la consecuencia de los niveles de glucosa sanguínea crónicamente elevados.
La presión daña la microcirculación
El término decúbito denota daño en la piel producido por presión continua, por ejemplo en pacientes que están confinados en la cama o en una silla de ruedas durante un tiempo prolongado o permanentemente. Las úlceras por presión se desarrollan en forma predominante en lugares donde la piel cubre directamente prominencias óseas, es decir, sin una gruesa capa subcutánea de músculo. De este modo, las lesiones por presión se observan más a menudo en la región sacrococcigea, el isquion, los talones y la cadera, así como los hombros, el occipucio y los codos. Como consecuencia de la compresión en la piel, se interrumpe la microcirculación en la vasculatura cutánea lo que conduce a un suministro insuficiente de colágeno por la red capilar y esto a su vez produce acidez tisular excesiva y daño a las membranas celulares. Ello facilita que los fluidos penetren en los tejidos adyacentes y formen edemas. El tejido celular necrosado es un campo de cultivo ideal para bacterias patógenas, lo que produce infecciones e inflamación.
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